En nuestras
vidas, la imagen se convierte en una tarjeta de presentación, es como cuando vendes
algún producto, debes resaltar cuál es
la diferencia entre el tuyo o el de los demás. Es imperante, si deseas tener éxito, convencer
al público de porqué tu producto es mejor y más adecuado para sus intereses o
necesidades.
En
este caso el producto a vender eres tú. La imagen personal es lo que eres. No
se trata solamente de estar a la moda, sino de encontrar las cualidades que
te diferencian como persona y como profesional que es lo que marca la
diferencia. Tú verdadera esencia.
Debes
establecer cuáles son tus objetivos y definir claramente tu meta, buscar la
forma de mostrar cuáles son tus conocimientos como profesional y tus habilidades,
todo ello con la finalidad de transmitir al público deseado el producto que les
quieres vender, es decir, tú mismo.
Tu
imagen exterior debe estar acorde con la
interior, debes lucir físicamente impecable, siempre y en todo lugar, cuidando
el pelo, el maquillaje (que no sea exagerado), la ropa, los zapatos, cuidando
siempre de que los demás vean al profesional que quieres mostrar.
No sólo debes cuidar tu aspecto físico, también debes
cuidar la forma de expresarte, tus gestos, tus expresiones y tus modales, ya
que todo ello, junto a tus conocimientos profesionales en el área que te
desempeñas, crea el conjunto que es tu imagen o tu marca personal.
Cada día surgen nuevos proyectos
en los negocios, por lo cual este
ambiente es muy competitivo. Debes estar constantemente investigando y
actualizándote en los últimos avances de la profesión que desempeñas,
demostrando que estas bien calificado y
que eres uno de los mejores talentos de tu área. Así no solo mantendrás tu
posición en el ambiente que te desenvuelves sino que podrías llegar a ser irremplazable.
